Las claves para conservar el vino una vez abierto
Aunque el vino puede conservarse durante mucho tiempo con la botella cerrada, una vez descorchada, el oxígeno entra en contacto con el vino y esto produce una serie de reacciones químicas que cambian el sabor. Por tanto, nuestros consejos sobre cómo conservar el vino una vez abierto irán encaminados a que evites el contacto del vino con el aire en la medida de lo posible y a ralentizar esas reacciones químicas.
3 recomendaciones para conservar el vino una vez abierto
Algunos vinos saben mejor cuando se oxigenan durante un tiempo determinado. Pero a los pocos días, la degradación hace que también esas cualidades se pierdan. También depende del tipo de vino.
- El vino tinto podría conservarse durante una semana una vez abierto antes de echarse a perder.
- El vino blanco y los rosados aguantarán, como mucho, cuatro días.
- Los espumosos son los más volátiles y lo ideal sería beberlos en las próximas 24 horas.
Pero veamos cómo puedes alargar al máximo la vida de tu vino, sobre todo para que tus clientes puedan seguir disfrutando igual de sus cualidades.
Vuelve a tapar la botella
Lo mejor es verter el vino que se va a consumir en un decantador y cerrar la botella inmediatamente. Si no queda otro remedio, puedes hacerlo con el mismo corcho, pero no es nada recomendable, pues deja pasar demasiado oxígeno.
Es mejor contar con accesorios como un tapón hermético o una bomba de vacío, que extrae el aire de la botella. También hay otros más sofisticados como inyectores de gas inerte o la apertura sin extracción de tapón.
Para los espumosos, hay tapones especiales que evitan que pierda la burbuja. Verás que, así, incluso espumosos como el cava o el champán pueden durar varios días en el frigorífico. Solo ten en cuenta que, cada vez que vuelvas a abrir la botella, entrará aire y el vino empeorará. Así que intenta abrirla lo menos posible.
Siempre en la nevera
Guardar los alimentos en el frigorífico enlentece las reacciones químicas, también la de la oxidación del vino. Por otra parte, la temperatura óptima del consumo del vino tinto es entre 12 y 16ºC (consulta la etiqueta del vino, en algunos puede variar), de manera que consumirlo así no sería lo más adecuado para disfrutar de su sabor.
¿La solución? Si se trata de un vino tinto, puedes sacar de la nevera la cantidad que se vaya a consumir una hora antes o hasta que alcance los 12-16ºC. Recuerda cerrar bien la botella y guardarla en el frigorífico de nuevo.
No saques la botella del frigorífico para luego volver a meterla. Los cambios de temperatura provocan dilataciones y contracciones en el corcho que hacen que entre más aire.
La posición: vertical
Esto vale para todos los tipos de vino una vez abiertos. Así, la superficie del vino que está en contacto con el oxígeno es mínima. Pero recuerda: cada vez que lo muevas o inclines la botella para servir una copa, estarás poniendo una nueva superficie del vino en contacto con la atmósfera.
Hay que matizar que, si la botella está cerrada, sí es bueno conservar los vinos en posición horizontal (excepto los espumosos), para que las partículas sólidas del vino se sedimenten.
Herramientas que te permitirán conservar el vino una vez abierto
Prolongar la vida del vino una vez abierta la botella es esencial para mantener su calidad y sabor, especialmente en el sector de la hostelería. Estas son algunas de las herramientas y técnicas que pueden ayudarte a lograrlo.
- Tapones de vacío. Estos tapones se utilizan junto con una bomba de vacío que extrae el aire de la botella, reduciendo la oxidación del vino. Son fáciles de usar, económicos y efectivos para mantener el vino fresco por varios días.
- Sistemas de gas inerte. Este sistema utiliza una aguja fina para extraer el vino sin quitar el corcho. Luego rellena el espacio vacío con gas argón, que no reacciona con el vino. Permite extraer vino sin exponerlo al aire, ideal para vinos caros y para servir por copas sin comprometer la botella.
- Tapones herméticos. Los tapones de silicona o goma crean un sello hermético en la botella, evitando la entrada de aire. Son baratos y reutilizables, adecuados para mantener la frescura del vino por corto tiempo.
- Enfriadores de botella. Un ejemplo imprescindible son las fundas refrigerantes o cubiteras. Estas mantienen el vino a una temperatura constante y fresca, lo cual es crucial para su conservación. Esto ayuda a ralentizar la oxidación y prolongar su vida útil.
- Medidores de oxígeno. Son unos dispositivos que pueden medir el nivel de oxígeno disuelto en el vino. Son útiles para monitorear y gestionar la cantidad de oxígeno en contacto con el vino para tomar medidas preventivas.
Implementar estas herramientas y técnicas en la hostelería no solo ayudará a prolongar la vida útil del vino. También mejorará la experiencia del cliente al garantizar que cada copa de vino servida esté en su mejor condición. La combinación de buenos hábitos de almacenamiento y el uso de tecnologías adecuadas puede marcar una gran diferencia. Prueba estas técnicas para conservar el vino una vez abierto y verás cómo disminuye el desperdicio generado por botellas de vino abiertas que ya no sirven.